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sábado, 28 de febrero de 2015
CONCIERTOS EN SANTO DOMINGO
CONCIERTO EN SANTO DOMINGO. DOMINGO 01 DE MARZO AGRUPACION MUSICAL "LAS ANGUSTIAS" A PARTIR DE LAS 13:30 HORAS.
viernes, 27 de febrero de 2015
HISTORIA DE LA JCC
Allá en la década de los años cincuenta del siglo XX,
en la Ciudad de San Fernando existían dos cuadrillas de cargadores
profesionales conocidas por los nombres de sus respectivos capataces: Don
Nicolás Carrillo López y Don Pedro Sánchez Cantos. Ambas cuadrillas, además de
realizar su cometido habitual a lo largo del año, se encargaban de portar las
andas procesionales en Semana Santa. El personal de las mismas, pertenecía en
su mayoría, a la "gente del trajín" o lo que viene a ser, al personal
que llevaba a cabo la carga y transporte de todo tipo de mercancías, si bien,
algunos de esa "gente de cargas o cargadores de salinas” y de otros gremios, terminaban por
completar dichas plantillas. Ante el cada vez mayor uso de mecanización en el trabajo
impuesta por
los tiempos de prosperidad industrial, el cargador profesional fue siendo
sustituido por las máquinas, y de este forma, la reducción dentro del gremio de
cargadores llegó a la práctica desaparición en los años setenta.
Aún así, los
antiguos cargadores profesionales se reciclaron a otros oficios, que, aunque en
su mayoría no tenían que ver con el trabajo físico, sí continuaron con su labor
en Semana Santa junto con sus antiguos capataces, seguro que llamados más por
afición y sentimiento que por los escasos emolumentos que apercibían. Con el
paso del tiempo y al no estar unidos en el trabajo de todo un año, las
Cuadrillas se fueron desintegrando hasta tal punto que los capataces abrieron
las puertas para que otra gente ocupara el vacío que la desidia o la edad iban
produciendo.
Por entonces, un grupo de cofrades se reunió en Junta
Pro Cultos para -en torno a la antigua imagen de Ntra. Sra. de los Dolores de
la Iglesia Mayor, crear una Cofradía que se denominaría
"Mater-Amabilis" (hoy en día, O.S.S. de María de los Dolores), y para
sacarla por primera vez en procesión, reunió a un puñado de jóvenes, en su
mayoría estudiantes, para que portasen el pequeño paso de su titular (antiguo
del Sagrado Corazón de María). Este precedente ocurrido el Miércoles Santo de
1973 y, dado que aquellos "nuevos cargadores" no cobraban dinero por
su trabajo, abrieron las puertas de un mundo que, hasta ese momento, había
estado prácticamente vetado para quienes no estaban íntimamente relacionados
con él.
Precisamente por la captación
de nuevo personal por parte de los antiguos capataces, gran parte de aquellos
jóvenes fueron absorbidos por la cuadrilla profesional de Nicolás Carrillo, que
los incluyó desde ese momento en sus listas. Este hecho cundió, y en los años sucesivos,
otros jóvenes comenzaron a interesarse en eso de meterse bajo los pasos,
momento éste que se unía a la mala situación económica de las cofradías,
probablemente debido al momento político que se vivía. Debido a la búsqueda
incesante de los cofrades por sufragar los costes procesionales, los de la
Cofradía del Huerto en concreto, hallaron por el año 1.975 una fórmula de
ahorro de dichos costes que suponía el traslado de las andas que pasaría a ser
realizado por los propios hermanos. Aquello funcionó y poco tardó la Hermandad
de la Soledad en asumir esa misma idea.
Esta fórmula se extendió, y el Lunes
Santo de 1.977, la “cuadrilla”
de la Soledad llevaba uno de sus Pasos hacia la Iglesia Mayor cuando
aparecieron los chavales del Huerto (autodenominados informalmente como la “Cuadrilla del Solitriqui”), terminando
dicho traslado fundidos unos con otros, para posteriormente realizar juntos
otros traslados. Así se fueron sumando “trabajos” para aquel grupo de jóvenes
que terminarían por realizar los traslados de vuelta de Medinaceli, Expiración, Afligidos,
Caridad, Misericordia y Ecce-Homo; al cual, se fueron agregando más jóvenes
procedentes de otras hermandades, de modo que en 1.978 se cifraba en más de 50
el número de habituales de esta actividad. Fue entonces, cuando quedando días
de la Cuaresma de 1.978, cuando en la Cofradía del Silencio se dio el problema
de que la cuadrilla contratada (la de Perico Sánchez) para llevar sus pasos el
Jueves Santo sólo disponía de personal para uno de ellos. Fue entonces cuando
un cofrade de la Hermandad, su mayordomo por entonces, se acordó de aquel grupo
de jóvenes aficionados a la carga, y propuso la idea a la Junta de que dichos
chavales cargaran el paso del Cristo de la Expiración bajo el mando del Capataz
contratado, quien podría terminar por completar la cuadrilla para el Paso de la
Virgen de la Esperanza.
Esta propuesta, que prosperó en la Cofradía, fue el
mejor regalo que se les podía hacer a aquellos jóvenes enfebrecidos con la
carga, y aquel Jueves 23 de Marzo de 1.978 se hizo realidad el sueño de
aquellos muchachos ya que podrían sacar un paso a la calle. Bajo las órdenes de
Ramón Marín “el Pelao”,
delegado para dicha ocasión de Perico Sánchez, quien iba en el Paso de la
Virgen con José Rufino. Unos 30 jóvenes de aquel grupo de más de 50 sacaron el Paso del Cristo
de la Expiración, y debido a las circunstancias dadas en el Paso de la Virgen,
al que se le rompieron varios varales y que tuvo que regresar a su Templo a
mitad de camino, hicieron que la carga del Cristo, que recorrió el itinerario
completo, brillase más de lo previsto, y el sentir popular interpretara como un
éxito arrollador la carga de los “cargadores jóvenes” sobre los “viejos”.
Tal fue el éxito que una vez
recogida la Cofradía, el mismo mayordomo aseguró que al año siguiente serían
los “jóvenes cargadores” quiénes portarían los dos
Pasos. Aquel mismo Sábado Santo de 1978, y tras el traslado de vuelta de
Afligidos, existía la intención de dar consistencia a algo que había surgido de
una manera tan espontánea, y así, y
durante el traslado de los pasos del Silencio, se confeccionó un listado de
unos 70 muchachos de entre 16 y 20 años, pertenecientes casi todos a las Juntas
de Gobierno o Auxiliares de las Cofradías de Expiración, Soledad, Medinaceli,
Huerto, Afligidos, Caridad, Carmen y Pastora, las cuales empezaban a
interesarse en el tema, y donde aquel grupo podría haberse constituido en una
cuadrilla de cargadores hermanos, o como se denominaba en Sevilla, de hermanos
cargadores, de no ser porque desde el principio primó la idea de la
colaboración desinteresada e independiente.
Ese listado de chavales sirvió para
convocar, unas semanas más tarde y en un esplendoroso sábado de cuya fecha
exacta nadie recuerda, un encuentro que aunque citados todos en el Almacén de
la Cofradía de Afligidos, tuvo finalmente lugar en un eucaliptus existente en
las proximidades del antiguo camino de Fadricas y donde no alcanzando la
veintena de asistentes, tuvo una importancia capital, ya que en ella se
estableció la firme intención de organizar una cuadrilla que, de un modo
totalmente desinteresado, cargaría los pasos de las cofradías que así lo
desearan, al igual que también se habló por primera vez de cosas tan
impensables en aquella época como no fumar ni beber bajo el paso o no levantar
las caídas en los fondos.
En aquella reunión, recordada hoy día como la reunión
del Bosquecillo, también se desprendió con claridad quién sería el capitán de
aquella nave que comenzaba a navegar; y no podía ser otro que aquel Mayordomo
del Silencio que puso su confianza en aquellos chavales, y que desde ese
momento, pasaría a ser llamado Presidente, y lo fue por entonces, durante los
siete primeros años, como ahora, donde lo es y será de por vida, de modo
honorario. Su nombre: Juan Manuel Abreu Ibáñez “Mamé”.
Tras la confianza mostrada por
la Hermandad del Silencio en aquellos jóvenes, fue la Hermandad de la Divina
Pastora de las Almas, la que seguidamente les permitió portar el 15 de Agosto
de 1978 a la Co-Patrona de la Ciudad y revalidar el “título” de cargadores del pasado Jueves Santo de aquel mismo año. La
labor realizada fue reconocida nuevamente, y de este modo, se acrecentó aún más
las ganas de formalizar y estabilizar la cuadrilla y, por eso, un día de ese
otoño, se reunió por primera vez y en el Salón de Actos del Colegio de la Salle-Real, el grueso de aquella
lista del Sábado Santo ya aumentada. Reunión general (realmente, la primera
asamblea) de aquellos que ya empezaban a ser conocidos como los “jóvenes cargadores cofrades” (al no existir documentación sobre aquella reunión, esta reunión es
considerada, oficialmente, como la primera asamblea a la constituyente del 27
de Diciembre de 1978).
En la anterior sesión de aquel otoño, fue confirmada por
parte de la comisión organizadora que, además de la recién sacada hermandad de
La Pastora, se garantizaba la continuidad con las Hermandades del Silencio y de
la Soledad, que contarían con la nueva cuadrilla para la Semana Santa de 1979,
así como también la de la Oración del Huerto, tan sólo para su paso de
misterio, ya que su junta no terminaba en confiar a los "chavales" la
entonces dificilísima salida de la Virgen por la puerta principal de La
Pastora.
Finalmente, en la sesión celebrada el 27
de diciembre de 1978, la Hermandad del Huerto terminó por confiar también el
palio a los chavales, así como también se agregaba la hermandad del Medinaceli,
cuyo Titular era y lo sigue siendo, una de las imágenes más devotas de la
ciudad, lo cual significó el espaldarazo definitivo a aquellas joven
organización, al tiempo que provocó una agria reacción del que por entonces
había sido su Capataz.
Con esto, el fenómeno era ya imparable, y así, otras
hermandades fueron adhiriéndose a las fundadoras en el transcurso de los años
y, aunque algunas de ellas se han quedado en el camino, son, en la actualidad,
once las Hermandades y Cofradías cuyos pasos (un total de diecisiete) tiene la
JCC el honor de portar, como son: la Hermandad de la Expiración, de la Soledad,
Huerto, Medinaceli, el Carmen, Perdón, Afligidos, Caridad, Humildad y
Paciencia, Ecce-Homo, Santo Entierro y Resurrección. Estos más de treinta años
han significado, para muchos de los Jóvenes Cargadores Cofrades (JCC), una
forma de vida, en la que se ha crecido física, moral, social e intelectualmente
y si, por una parte, nos sentimos agradecidos de lo que tan prodigiosa y
atípica idea ha aportado a nuestra vivencia personal, por otra, nos sentimos
muy orgullosos de lo que se ha logrado, y sobre todo, de que sin pretenderlo,
nuestro “invento” ha
escrito ya de forma indeleble, una página en la historia de nuestras cofradías
y, por qué no decirlo, de nuestra ciudad.
Por último, el pasado Sábado Santo 3 de abril de 2010,
nuestra Asociación supo llevar a buen puerto la difícil tarea de portar gran parte
de los pasos de misterio de la primera Procesión Magna ocurrida en San Fernando
en su historia, para la cual, hizo gala de la ilusión, forma de portar los
pasos y, de su afán de sacrificio y solidaridad con el compañero en los
itinerarios de vuelta de aquellas hermandades de mayor recorrido, hecho tal,
reconocido por el Presidente de aquel Consejo de Hermandades, D. Manuel Muñoz
Jordán.
A pesar de haberlo conseguido
prácticamente todo, es firme intención de los Jóvenes Cargadores Cofrades (JCC)
seguir en el tajo muchos años más…
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